09 Sep La primera vez de El Rubius en Argentina – Parte 2
“Me acuerdo que sentí algo parecido a un ataque de pánico, porque me superaba lo que estaba pasando. Recién cuando llegué al hotel dimensioné lo que acababa de vivir y por primera vez caí en la cuenta de quién era El Rubius, al menos para el púbico de Argentina. Solo a partir de ese instante, repasando lo que había sucedido en el aeropuerto, comprendí que mi canal de YouTube era tan exitoso y que yo era una persona famosa. Entonces hice el click y pude ver que mis suscriptores eran personas reales, de carne hueso” - EL RUBIUS
“Me acuerdo que sentí algo parecido a un ataque de pánico, porque me superaba lo que estaba pasando. Recién cuando llegué al hotel dimensioné lo que acababa de vivir y por primera vez caí en la cuenta de quién era El Rubius, al menos para el púbico de Argentina. Solo a partir de ese instante, repasando lo que había sucedido en el aeropuerto, comprendí que mi canal de YouTube era tan exitoso y que yo era una persona famosa. Entonces hice el click y pude ver que mis suscriptores eran personas reales, de carne hueso” - EL RUBIUS
Leé la primera parte de esta historia >>
El Rubius estaba atrapado por el fanatismo y la locura que su presencia despertaba en la multitud que lo rodeaba. Afortunadamente, uno de los seguridad de que había quedado con Mangel, volvió al hall y logró rescatar a El Rubius. Lo subió a un taxi pero el fandom emocionado terminó rompiéndole una de las ventanillas y el taxista, asustado, arrancó y se fue. Y nosotros, ni idea dónde estaba El Rubius; y él mucho menos porque era su primera vez en Argentina, con gente desconocida y sin señal en su celular… fueron los tres minutos más largos de nuestras vidas y probablemente de la de El Rubius porque, cuando nos reencontramos con él, entre shockeado y descolocado, nos dijo “Es la primera vez que me doy cuenta que soy famoso”.
Y si bien esa fue la primera vez que comprendió que era una celebridad en Argentina, los días venideros lo ayudaron a comprobarlo. El Rubius no pudo salir del hotel en cinco días por la incesante y cuantiosa guardia que habían establecido los fans en la puerta del hotel. No podía siquiera bajar al lobby ya que, como el frente del hotel era vidriado, bastaba con que lo vieran un segundo para que se desatara un nuevo tsunami de fanatismo. Nos contó que estaba enloqueciendo por el encierro y la falta de aire libre y que lamentaba que no haber podido salir a conocer la Ciudad de Buenos Aires. Pero que en definitiva, había amado el Club Media Fest, casi tanto como al fernet y el choripan.
